Realidadecolores

realidad.papelillosdecolores@gmail.com somos Leti Sha y Elena V. Martin. Fotografiamos y re-contamos la obra del escultor Juan Antonio Palomo. Puedes seguirnos también en nuestra página de facebook: https://www.facebook.com/#!/realidadecolores
¡Qué lo disfrutes!



lunes, 25 de noviembre de 2013

ENTREMESES



NUBE

Una nube,
una estafa.
Tu mirada...,
que se escapa.

Dominio efervescente
de mis sentidos.
Coloquio inaguantable.
¡Ya no me soporto!
Sólo...
te extraño.

jueves, 21 de noviembre de 2013

INSECTOS

(Cuarta Entrega)


Si el ejercicio físico es la cura prometida, eché a correr como un demente. Quizá lo sea, o siempre lo haya sido... Corrí y corrí con la lengua fuera, meneando la cabeza al ritmo de los hombros desacompasados. Llegado un momento, (no sé qué momento) me sentí tan mareado que tuve que detenerme repentinamente.


Justo allí, ante mi, una mariposa descabezada y de alas perforadas realizaba piruetas en el aire bajo la dirección de los hilos invisibles que manejaba una sombra alargada.

Mariposa. PALOMO
Mariposa. PALOMO

La danza serena y hermosa de aquella criatura y el acompañamiento de las sombras me embelesó. En aquel estado de semitrance podía incluso escuchar sus invisibles y acompasados sonidos. Aquella música de castillo olvidado, del lugar cercano en el que ya no pensamos, de la leyenda histórica de sabias voces de timbre metálico.



[CONTINUARÁ]

lunes, 11 de noviembre de 2013

INSECTOS

(Tercera Entrega)


Un poco aturdido, cansado por la carrera y confundido, decidí que lo mejor sería recostar mis huesos en el césped. Tomar algún tiempo para pensarme, en un paraje más amable. Así lo hice, y sin más, me dejé caer al húmedo suelo. Estaba seguro de que pronto toda aquella confusión mental desaparecería. Es lo que solía repetir la doctora cada vez que sufría estos episodios. A los pocos minutos, efectivamente, mi agitada respiración fue relajándose. Me sentía bien. Dueño casi absoluto de la situación.

Y comencé de nuevo a tantear los sonidos del jardín. Percibí una leve respiración muy cerca. Me sentía mejor. Sonreí aún con los ojos cerrados. Aquel resuello se hizo más intenso, incluso se desdobló. Las leves expiraciones tornaron en jadeos y a cada momento, acompasados, se iban haciendo más y más intensos. Me senté de un impulso. No podía creer que dejaran a los perros hacer ese tipo de cosas en aquel jardín.

Mi enfado se volvió perplejidad al sorprender, a escaso metro y medio, a dos escarabajos gigantes fornicando como alimañas.
Tan metálicos y broncíneos como las anteriores criaturas, chocaban sus cuernos a cada indecente movimiento. Aquel que montaba era soberbio, cual representación de un dios egipcio, rayado con líneas de oro. Su compañero,  más pequeño, disfrutaba exhausto de cada enérgica embestida, acompasando a su danza la propia, ronroneando con el rechinar de sus jaspeadas alas.




Escarabajos I y IV. PALOMO

Escarabajos I y IV. PALOMO


[CONTINUARÁ]

lunes, 4 de noviembre de 2013

INSECTOS

(Segunda Entrega)



Convencido de que aquello no era más que una inspiración de mi desbocado ingenio, decidí estirar las piernas. La doctora siempre recomienda el ejercicio físico para la cura de todos los males, incluso los psíquicos. ¿Y qué daño podría hacerme un paseo bajo la fresca sombra de los plátanos?



A los pocos pasos de mi lacónico caminar di con un árbol de arterias retorcidas. El tronco parecía viejo y tenebroso. Aquella presencia vegetal me espantaba, pero tuve la necesidad de acercarme. La mimosa, si es que eso era, estaba habitada por millones de hormigas. En su desenfrenado caminar, sobre y entre las grietas de la madera, una enorme cabeza, sin cuerpo ni patas, patrullaba, si es que no dirigía, aquella locura colectiva.



Cabeza de hormiga. PALOMO
Aquella ciudad estaba dirigida por una cabeza dictatorial de 
largas y afiladas mandíbulas que miraba impasible a su multitudinario pueblo.

Esta visión me horrorizó y eché a correr.




[CONTINUARÁ]