EMPATÍA
Un derroche de aptitudes carmesí me llevó a enfurecerme.
Exploté.
Desintegré las fronteras del cuerpo humano.
Deshilaché la cordura para desatar mi verdadero yo.
Ya no hay conflictos morales en mi interior.
Ya no cedo el asiento del metro.
Ahora te siento, te miro a los ojos y mis entrañas te rozan.
Ya no hay desconfianza, ya no hay recelos.
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