(Quinta
Entrega)
Reconocí
la sombra al instante. Era ella, era la doctora:
"¡Doctora!"
pronuncié en una exclamación ahogada, con la boca levemente
abierta, procurando no romper el encantamiento con mi voz.
La
sombra de la doctora soltó los hilos invisibles y se encaró ante
mí.
Con
los brazos en jarras, comenzó a reír con una carcajada dulce y
chispeante.
Mariposa. PALOMO |
Ante
aquella sombra, la sombra de la razón, la de quien me había
conducido durante aquellas semanas de terapia de vuelta a la
realidad, perdí toda conexión con el mundo convencional. Una ola de
liberación me cubrió y, por fin, pude ver la realidad, aquella
realidad ante la que me encontraba, de tantos y tan variados colores.
La doctora, unas veces Peter Pan, otras Campanilla, acompañada del
vuelo boca abajo de la mariposa de bruñidas alas me dio el alta con
su estruendosa risa. Con su música y su alegre baile imposible... Y
se despidió de mí para siempre.
[CONTINUARÁ]
[CONTINUARÁ]
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